¿Qué tratamientos utilizamos en el SIBO?
El SIBO es una afección intestinal que ocurre cuando hay un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, flatulencia y distensión abdominal. Si bien hay varios tratamientos disponibles para el SIBO, los antibióticos siguen siendo uno de los más comunes, sean en su versión convencional como en opciones herbáceas.
Los antibióticos se utilizan con el objetivo de erradicar las bacterias que crecen en el intestino delgado. Hay varios tipos de antibióticos que se pueden usar para tratar el SIBO, incluidos los siguientes:
Rifaximina: de los más comunes. Normalmente se usa en pautas de dos semanas de duración, pero la pauta definitiva será siempre individualizada.
Neomicina: se usa comúnmente junto con la rifaximina. Se toma por vía oral también.
Metronidazol: menos utilizado, pero visto en algunas pautas específicas.
Aunque los antibióticos pueden ser efectivos para tratar el SIBO, también pueden tener efectos secundarios, como cualquier fármaco. Los efectos secundarios más comunes incluyen diarrea, náuseas y dolor abdominal. Además, como con cualquier tratamiento con antibióticos, existe el riesgo de desarrollar resistencia a los mismos y por tanto requerir un tratamiento diferente, de "segunda línea" para volver a intentar un tratamiento exitoso.

Herbáceos
Los antibióticos herbáceos son compuestos naturales que tienen propiedades antimicrobianas y pueden ser utilizados para tratar el SIBO. Algunos ejemplos son:
Orégano: El aceite de orégano contiene carvacrol y timol, compuestos con propiedades antimicrobianas.
Tomillo: El tomillo también contiene timol, como lo contiene el orégano.
Ajo: El ajo es conocido por su capacidad para combatir infecciones bacterianas. El ajo contiene alicina, un compuesto que puede ayudar a reducir el crecimiento de bacterias en el intestino delgado.
Berberina: La berberina es un compuesto que se encuentra en varias hierbas, incluyendo la raíz de la cúrcuma y la raíz de la uva de Oregón.
Aceite de menta.

Probióticos, tus amigos
En muchos de los casos (yo diría que prácticamente en todos, pero esto es más mi opinión) los pacientes que toman antibióticos para el SIBO también deben tomar probióticos para complementar el tratamiento. Los probióticos, como sabéis ya, son bacterias beneficiosas que se encuentran en alimentos fermentados y suplementos probióticos concretos. Para complementar al tratamiento, debemos seleccionar las cepas adecuadas (los tipos concretos de bacterias) precisos y exactos para cada caso particular.

Consulta con un profesional
Si a pesar de todo, continúas teniendo síntomas digestivos, es importante que te pongas en manos especializadas. El SIBO tiene cura, pero hay que recorrer el camino adecuado.