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Cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides es el cáncer endocrino más frecuente. En su mayoría, por fortuna, suele evolucionar favorablemente, aunque esto depende del tipo concreto de cáncer de tiroides que sea. ¿Quieres saber más? Lee a continuación:



Síntomas


Puede manifestarse como un bulto en el cuello, dificultades para tragar, ronquera (afonía), tos persistente, aunque en ocasiones también se encuentra de forma accidental por pruebas de imagen que se realizan por otro motivo.


Diagnóstico

El diagnóstico incluye desde los básicos (exploración física, análisis de sangre) hasta las pruebas de imagen correspondientes (ecografía normalmente) y, si procede, biopsia.


La exploración del tiroides se hace desde detrás del paciente, palpando bien las dos partes o lóbulos del tiroides y las cadenas de ganglios correspondientes. El análisis de sangre incluirá hormonas tiroideas, anticuerpos tiroideos, y se puede valorar añadir marcadores adicionales en función de la sospecha inicial del médico. En los análisis de sangre que se realizan cuando ya está diagnosticado y en fase de tratamiento (o como seguimiento tras el tratamiento) se pueden incluir marcadores tumorales.


Aquí voy a hacer una pequeña aclaración respecto de los marcadores, porque es algo que la gente no tiene por qué saber pero creo que es importante: los marcadores NO sirven para diagnosticar, sirven para hacer el seguimiento. Es decir, para ver si hay posibilidad de avance de la enfermedad una vez sabemos que la enfermedad está. Nos marca la evolución, si es buena o mala, si se extiende o no, pero NO el diagnóstico. Ni en el caso del tiroides ni en ningún cáncer de ningún otro órgano. Los marcadores, en resumen, son para después.


Respecto de las pruebas de imagen, normalmente se inicia por la ecografía, porque es barata, muy sensible (detecta muy bien) y a partir de ahí se determinará si es necesario hacer alguna prueba de imagen adicional. Por supuesto, al final, si se sospecha un cáncer, habrá que tomar una muestra (biopsia) para confirmarlo.




Tipos


Existen diferentes tipos de cáncer de tiroides, ya que en la tiroides hay diferentes tipos de células. Dependiendo de qué tipo de célula esté creciendo, y cómo lo haga, tendremos un tipo u otro de cáncer de tiroides.


El primero de los que tenemos que diferenciar es el más frecuente, que sería el llamado carcinoma papilar de tiroides. Crece despacio, y suele evolucionar favorablemente. Si se disemina, es decir, si sale de la tiroides a otras partes, irá a los ganglios linfáticos, lo cual influye en cómo vamos a tratar este tipo de tumor.


El segundo de los tipos que encontramos es el carcinoma folicular de tiroides, el segundo más frecuente, también con buen pronóstico. Se diferencia del anterior (a efectos prácticos) en que éste no viajará a los ganglios linfáticos salvo en muy raros casos. El papilar y el folicular constituirán el 95% de los casos de cáncer de tiroides, por lo que el resto de subtipos de cáncer tiroideo son muy poco frecuentes.


Uno de esos tipos poco frecuentes es el carcinoma medular de tiroides, que aparece por crecimiento tumoral de un tipo de célula que tenemos en la tiroides de forma minoritaria, las células C, que se encargan de controlar los niveles de calcio en sangre por medio de la producción de calcitonina. Este tipo de cáncer en ocasiones aparece como parte de un síndrome genético, llamado Neoplasia Endocrina Múltiple (MEN 2), donde coexiste con otros cánceres dependiendo del subtipo de MEN que consideremos. Pero es sumamente raro. De todas formas, en estos casos se suele hacer estudio genético familiar.


El segundo de los tipos de cáncer de tiroides poco frecuentes es el llamado carcinoma anaplásico de tiroides, que ocasionaría el 1% de casos de cáncer tiroideo. No obstante, es de peor evolución y suele diseminar por el organismo más rápido.


De forma anecdótica y como tercer tipo poco frecuente de cáncer de tiroides, encontramos el carcinoma de células de Hürtle, un subtipo de célula que tenemos en la tiroides en pequeña cantidad y que, como cualquier célula del cuerpo, también puede malignizar.


Pronóstico


En general favorable, con buena evolución (tanto mejor cuanto antes se diagnostique, como con cualquier cáncer de cualquier órgano). Afortunadamente, como hemos visto ya, los tipos más frecuentes son justamente los que mejor evolucionan.





Tratamientos


Dependerá del tipo de cáncer, de lo avanzado que esté... por lo que puede ser diferente en cada caso. Por una parte disponemos de la cirugía, donde se puede extirpar parte o la totalidad del tiroides, según corresponda a cada caso individual. Puede que después de la cirugía el paciente necesite tomar eutirox, sobre todo si se le quita la glándula entera, caso en el que 100% necesitará tomarlo.


Una alternativa a la cirugía, y como siempre dependiendo de cada caso, sería usar el yodo radiactivo vía oral. Es un tipo de radioterapia donde se utiliza yodo "marcado" por así decirlo con la radiación necesaria para acceder a la tiroides, actuar de forma local y destruir las células cancerígenas (aunque, de paso, también puede destruir células no cancerígenas, porque todas ellas absorben el yodo que llegue). El paciente tendrá que llevar una dieta baja en yodo las semanas anteriores, y el día que corresponda tomará unas píldoras con el yodo marcado. Como consecuencia, también en estos casos puede ser necesaria la suplementación con hormona tiroidea tras el tratamiento, porque la glándula deja de funcionar. Evidentemente, también se puede aplicar la radioterapia desde fuera, con aparatos, en lugar de tomarla vía oral, pero dependerá de cada caso.


En otros casos se puede valorar el uso de quimioterapia (no necesariamente por vía intravenosa, también puede ser oral) o usar anticuerpos monoclonales (tratamiento oral de anticuerpos diseñados para atacar a las células cancerígenas de forma específica, y no a las sanas).




Bibliografía adicional:




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